martes, 31 de julio de 2007

José Toledo recorre las entradas, encierros y vaquillas en busca de una buena imagen

Aficionados hay de muchos tipos, pero singular es la pasión de José Toledo, vecino de Segorbe, por dos facetas con mucho arte: los toros y la fotografía. Cada vez que acude a un pueblo a ver los festejos de bous al carrer no olvida ir acompañado de su cámara fotográfica. Toledo recorre muchos pueblos, sobre todo del Alto Palancia y Castellón, y toma imágenes de la entrada de toros de Segorbe, de bous al carrer, de toros embolados y de recortes. “También hago fotos de los encierros de Pamplona, de bous a la mar (de La Marina) o de Teruel”, explica José Toledo.

En este caso, primero fue aquello de no perderse ni un sólo acto de bous al carrer y, luego, la decisión de inmortalizar en imágenes los momentos más llamativos. “Empecé en 1999 a recorrerme todo el Alto Palancia para hacer fotos. Lo hago por hobby, pero algunas imágenes las enviaba a revistas con la finalidad de promocionar la fiesta de la comarca”, relata José Toledo.

El siguiente paso fue ampliar el marco de acción. Toledo empezó a cubrir la ruta taurina por Dénia, muchos pueblos de Valencia y de Castellón (como Onda y La Vall d’Uixó) y, cómo no, también llegó a capturar instantáneas de los encierros de Pamplona.


“Recuerdo que en 2000 me compré mi primera reflex analógica profesional y en 2004 ya me pasé a la reflex digital”, argumenta Toledo.

Otro reto de este vecino de Segorbe ha sido participar en concursos de fotografía y cuenta con reconocimientos como el Premio Internacional de Fotografía Dávalo Flexer de Castellón o premios de Segorbe, Altura y un segundo premio de Onda. Ahora, ha creado una página web para difundir estos festejos www.palanciataurina.com.

El objetivo de su cámara ha captado momentos dramáticos, “como cogidas en recortes o el caso de un toro de Navajas que, al embolarlo, se partió una pata. Pero son fotos que nunca publicaría”, asegura.

Un caso divertido se dio en Segorbe (tal como muestra la imagen de la izquierda). “Había unos guiris que iban descalzos y que estaban subidos en un entablado. De repente, se subió una vaquilla y les dio un buen susto. Ellos no sabían ni qué hacer. Finalmente no pasó nada”. Otro caso más tierno es el de “una becerra mamando de una cabra y cuando creció la vaca, dio de mamar a dos cabritillos”.

Fuente: "Las Provincias"

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